La boda de Carmen y Diego en el Palacio de la Concepción

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En el corazón de Gijón, la Iglesia de San Pedro fue testigo de un amor de Carmen y Diego. Una celebración que se extendió al Palacio de la Concepción, donde los novios y sus invitados fueron deleitados con un banquete excepcional de la reconocida gastronomía de Deloya en un inusual y magnifico día de sol y 30º en Asturias.

Carmen, radiante en su día especial, lució un vestido de novia diseñado por Marcos Luengo, complementado con zapatos Mint and Rose y un velo lleno de historia, una auténtica joya familiar que ha sido parte de las bodas de generaciones anteriores. “Tenía claro que quería llevarlo. Es una joya familiar y todas las mujeres de la familia lo han llevado en sus bodas, cada una fiel a su estilo. Me hacía ilusión ir velada y cuando lo probamos con Marcos Luengo, ¡no tuvimos duda!”, nos contaba la novia.

Los pendientes de Agurcho añadieron un toque de elegancia, mientras que el anillo de pedida, diseñado por el propio novio y creado por la joyería Pérez de la Rosa, simbolizaba el compromiso eterno. Del look beauty de Carmen se encargó la peluquería Suárez, y Laura Gesto para el maquillaje. El ramo, una creación de El Invernadero en Oviedo, reflejó la esencia de la novia con toques verdes y despeinados. “Cuando me lo entregó Marta de Vintage Bodas me encantó. Llevaba la medalla de la Virgen de Covadonga que me regaló una amiga y la medalla de la Virgen de la Inmaculada que me regalaron mis amigas del cole”

Diego, por su parte, lució un impecable chaqué de Luxury Purple Club, complementado con una corbata de Lagala1991 y zapatos de Crockett & Jones.

La temática de la boda giró alrededor de los molinos de viento en el seating y meseros, recordando el romántico momento en que Diego le propuso matrimonio a Carmen en La Mancha. Como regalo para los invitados, la pareja mostró su conexión con Gijón y Pamplona al incorporar cintas de la Virgen Covadonga y pañuelos de San Fermín, bordados con sus iniciales. María de Arqcuarela dejó su huella artística en las tarjetas y acuarelas que acompañaron este gesto.

La atmósfera estuvo impregnada de buena música, gracias al grupo Novia a la Fuga durante el aperitivo y al DJ David Motilva de Siapro que hizo vibrar la pista de baile. Aunque una gran sorpresa esperaba a los invitados: una canción escrita por el propio Diego y dedicada a su recién estrenada mujer, titulada “Mi Persona Vitamina” resonó en el corazón de todos. Un puntazo.

El equipo de JFK capturaron cada momento, mientras que nuestros queridos Vintage Bodas organizaron y coordinaron este gran día. Un tándem ganador en cualquier boda asturiana que se precie.

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