Hoy amanece con niebla en el #pueblitobueno y más que ponernos tristes, el día gris nos evoca a un paisaje romántico en un bosque entre lagos con olor a tierra mojada y el frío bañándote las mejillas mientras paseas de la mano sin necesidad de decir nada.
Un día como el de boda de Rocío y Florian, que se casaron en la intimidad bajo al amparo de la magia de un precioso bosque belga y en la que contaron con el fotógrafo Pablo Laguia detrás del objetivo capaz de retratar como nadie el tono onírico de la sesión.
Una boda tremendamente especial por varios motivos: el primero de ellos es que la boda en el bosque era la tercera vez que la pareja se casaba. Primero en la tierra de ella Alicante, luego en la tierra de él, Francia y finalmente su lugar de residencia actual, Bélgica.
Y es, bajo la frondosidad de los árboles en un suelo de hojas secas donde aprovecharon para tener su boda soñada. En la intimidad, sin clichés ni corsés y con camisa vaquera y tirantes, porque tal y como ese día dijeron en sus votos matrimoniales puede que ya no importe llamarlo amor, sino simplemente nosotros.
Un nosotros que no era de dos, sino de tres pues su pequeña hija Cloë les acompañó en ese momento y del que estamos completamente seguras que dentro de unos años morirá de amor al ver estas fotografías al igual que lo hacemos nosotros ahora.
Porque ya sabéis que nos encantan las parejas que tienen la boda real que quieren tener. Una, dos, tres o las veces que haga falta pero sólo si son en lugares tan maravillosos como el que os mostramos hoy y que esperamos que os alegre el principio de semana.
Y a vosotros,
¿no os apetece una
reboda en el bosque como ésta?
Besos de confetti*