Por su parte, Tomás llevaba como traje de novio un total look hecho a medida por Fabulare con semilevita de alpaca azul marino, un chaleco de lino blanco, camisa blanca con bordado de iniciales en el puño corbata azul marino con lunares en blanco y pañuelo de lino blanco. En sus puños, unos gemelos con sus iniciales regalo de su madre y su hermana.El tiempo permitió que celebrasen una ceremonia civil en el patio interior en el que amigos y familiares se encargaron de leer unas palabras y ellos se dedicaron sus votos antes de dar el Sí, quiero.
Un espacio precioso decorado con sillas antiguas, velas y mucha vegetación imaginado por el genial equipo gallego Huis Clos Interiorismo, encargados también de dotar de vida las estancias en la que se cambiaron los novios, el salón principal donde celebraron el banquete, el prendido de solapa de Tomás y el propio ramo que lució Ana para su gran día. Un equipazo que nos encanta y de quién ya vimos algunos de sus trabajos en la boda botánica que os mostramos hace ya un tiempo y que nos sigue enamorando como el primer día.
Tras la ceremonia, Boketé Catering se encargó de servir unos vermuts y aperitivos en la balconada de la primera planta mientras un pequeño grupo de jazz les hacia entrar en calor para posteriormente pasar al banquete en el que no faltaba detalle.
Las mesas de los invitados combinaban mesas alargadas y redondas pero todas manteladas salvo la de los novios, una mesa rectangular desnuda adornada con maestría y talento.
Después de la comida, llego el momento de la entrega del ramo a su futura cuñada, dos ramos para las madres de los novios con una breve dedicatoria así como una foto de su infancia para sus hermanos. Los invitados fueron agasajados con un collar con su inicial para ellas y una donación a la ONG ACOES con Honduras para ellos..
Cortaron la tarta de Enza di Piazza y comenzó la fiesta inaugurada con el baile nupcial primero de Ana y su padre y luego con Tomás bajo el son de la canción Thinking Out Loud de Ed Sheraan que su primo Ángel guitarra en mano y sólo con su voz les dedicó.
Al acabar la fiesta, les esperaban los autobuses fuera y en la puerta un pequeño kit post-boda para todos los campeones que aguantaron hasta el final: un zumo, un bollito, unos caramelos y unos calienta-manos de gel en forma de copos y corazones para que los invitados llegasen calentitos a casa.Una boda genial -con alguna cara conocida- que el fotógrafo Daniel Santalla, autor también de la boda de cine de Marta y Rubén o la exitosa boda indie con corona de plumas, captó con maestría y un talento excepcional en las preciosas instantáneas que hoy puedes ver en primicia en el blog. ¡Te encantarán!
boda con mucho verde en Galicia?