




2. El blanco, sólo para la novia. El protocolo dice que ir de blanco a una boda está completamente vetado. La razón es simple: para no robarle el protagonismo a la novia. Con toda la variedad de colores que hay, es mucha cabezonería tener que elegir un total look white para una fiesta del amor. Si decides hacerlo, úsalo en pequeñas dosis como en un dos piezas con una camisa blanca como la mejor aliada y unos complementos vistosos para restar pureza al look.



3. Huye de los excesos. Los excesos nunca han sido buenos y en cuestión de estilismo, tampoco. Hay que tener mucho cuidado con los tejidos brilli-brilli, las lentejuelas y los tornasolados, sin olvidarnos del abuso de joyas ni el maquillaje exagerado. Es muy importante tener siempre presente el lema del ‘Menos es más‘ y saber que este tipo de errores pueden arruinar un buen estilismo.


