¡Buenos días a todos!
Oficialmente ya estamos en verano, y con ello llega la época de vacaciones, días de sol, las fiestas de los pueblos y las cervezas en las terracitas veraniegas.
Si pudiéramos rescatar los mejores recuerdos infantiles, sin duda alguna, muchos de ellos pertenecerían al verano, aquella época interminable con los abuelos en el pueblo, de rodillas peladas, juegos nocturnos de polis y cacos, un moreno de piel estupendo y la piscina.
Y junto con todos ellos, una compañera incansable, nuestra bicicleta, o más bien dicho, nuestras bicicletas puesto que a medida que fuimos creciendo ellas lo hacía a la par.
Aún se nos despierta una sonrisa cuando recordamos las carreras por las calles del pueblo, Confetti mayor con su Motoretta (véase la harley de las bici) y Confetti menor con su bici de ruedecitas.
Aún se nos despierta una sonrisa cuando recordamos las carreras por las calles del pueblo, Confetti mayor con su Motoretta (véase la harley de las bici) y Confetti menor con su bici de ruedecitas.
Éste podría ser un recuerdo muy común a muchas de vosotras, pero la verdad es que Confetti menor no disfrutó demasiado tiempo de la tranquilidad de la bici de cuatro ruedas. ¿Y eso?
Pues que su caritativa hermana, ante el hecho de tener una mocosa 4 años menor pegada cuál agente de la condicional todo el día (eso de vigila a la peque siempre fue un hecho conflictivo para ambas) decidió que había llegado el momento de abandonar esta práctica infantil que restaba tanto glamour a la pandilla.
Así que ni corta ni perezosa, y a fin de que aprendiera a controlar la sensación de velocidad y mejorar su equilibrio, ató con una cuerda de comba rosa fosforito la bicicleta de la renacuaja a la suya. Todo fue bien a principios de la mañana cogiendo velocidad ante la expectación de todos los vecinos/amigos de la calle. Hasta que, como podréis imaginar.
¡se mascó la tragedia!
Mientras las tomas de contacto se efectuaron en calles rectas y sin pendiente todo fue bien pero la atrevida hermana mayor creyó que había llegado el momento de la evaluación final del “curso CCC aprende a montar en bici a altas velocidades”- Así que el circuito cambió de recorrido ampliando el mismo a calles mucho más sinuosas.
Y eso de la fuerza centrífuga y centrípeta eran términos que tardarían mucho tiempo en conocer, pero ese mismo día comprobaron empíricamente su significado.
Al tomar Confetti mayor una curva pronunciada a toda velocidad, la bicicleta atada con la cuerda no fue capaz de asimilar la fuerza del giro y confetti menor salió disparada contra la puerta de la vecina incrustandose tal cuál Coyote cuando persigue al Corre caminos (así es más visual ¿no?)
Al tomar Confetti mayor una curva pronunciada a toda velocidad, la bicicleta atada con la cuerda no fue capaz de asimilar la fuerza del giro y confetti menor salió disparada contra la puerta de la vecina incrustandose tal cuál Coyote cuando persigue al Corre caminos (así es más visual ¿no?)
Resultado final: bicicleta rota, hermana magullada y hermana castigada una semana
¿adivináis qué papel jugó cada una?
¿adivináis qué papel jugó cada una?
Eso sí, Confetti menor nunca más volvió a utilizar las ruedecitas, por lo que el método aunque doloroso, resultó muy efectivo (será porque le daba más miedo la cuerda que caer de forma natural).
Y aprovechando que el post de hoy va de bicicletas y veranos, os hemos preparado una sesión fotográfica muy familiar de The Arthur Clan en las que los ciclos también son protagonistas.
¡Esperamos que os guste!
Y vosotras,
¿qué tal vuestra primera
experiencia ciclista?
Besos de confetti*
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Juasjuas!
Confetti mayor… no sabía esta historia…
Vaaaayaaa tela! me habéis dado energías para empezar la mañana con una sonrisa!
Bon dilluns guapes
Soy súper fan de las bicicletas!! y además también me recuerdan un montón a mi infancia (afortunadamente sin accidentes ciclistas) Veraneábamos en un camping y allí si no tenías bici no eras nadie! todavía recuerdo aquellos reyes que nos regalaron nuestras primeras bicis, gritando y dando saltos por toda la casa como si nos hubiéramos vuelto locos! la mira era rosa, con resta y flecos de colores colgando de los manillares. La de mi hermana amarillo y !ojo! con tubo de escape!! éramos los más guais!!! jajajajaja
Mi última experiencia ciclista acabó con cuatro puntos de sutura, así que desde entonces cría polvo en el garaje… Barcelona no es lugar para ciclistas indefensos como yo. Para la luna de miel mi futuro pretende hacer alguna excursión a dos ruedas, ya os contaré si me convence o no.
http://www.mycutebride.blogspot.com.es
k fuerteee!!! jajaja