Lo más urgente es tener previsto hacer una prueba de peinado y maquillaje. Tanto una cosa como la otra tienen definir el estilo de la novia, combinar entre sí y con el vestido. Por eso lo mejor es hacer coincidir ese día con el día de la prueba de vestido. De esta manera podremos ver el look completo y decidir si hay que modificar alguna cosa.
Y también es el mejor momento de realizar una higiene facial. Este tratamiento va a conseguir que la piel esté lisa, tersa, limpia y sin un solo punto negro. Toda novia debe sentirse cómoda, bonita y relajada en su día, y gracias a la higiene facial, el rostro brillará con luz propia. El tratamiento es muy sencillo y se completa tras los siguientes pasos: limpieza del rostro para eliminar el maquillaje y las impurezas, peeling, aplicación de vapor para abrir los poros, extracción de los puntos negros, volver a cerrar los poros mediante alta frecuencia, realizar un masaje facial (y también por el cuello y el escote) y, finalmente, acabar con una mascarilla, aquélla que se adapte mejor al tipo de piel.
Por último, también hay que prestar atención a las uñas. Lo recomendables es hacerse la manicura y la pedicura un día antes, para que estén completamente perfectas e intactas el día de la boda. Es más, es más recomendable utilizar el esmalte de larga duración Shellac, ya que consigue 3 semanas de brillo, por lo que no necesitará retoques ni incluso para la luna de miel. Primero se limarán las uñas, se tratará la cutícula y, por último, se aplicará el esmalte Shellac tanto en la manicura como en la pedicura. Hay muchos tonos a escoger, así que si se quiere innovar y ser una novia moderna, se puede hacer aunque, los tonos preferidos son la porcelana o la pintura francesa. Además, Shellac no contiene formaldehídos ni toluenos, por lo que no daña las uñas sino que las forlalece y simula a las uñas de gel o porcelana, sin serlo.