Tenía el alma partida
…La luz apagada
Los sueños rotos
Y la almohada mojada
Era un cuerpo sin vida
Una sonrisa dormida
Pero la quise así
Aún en su oscuridad
Pude verla llena de amor
De paz y de libertad
Pude darle mis manos
Y así la hice volar
Ésta es la historia de Eglantine y Calum, una sesión de inspiración que
nos lleva a entender cómo ven los ojos del amor cuando son capaces de atravesar
la superficie y quedarse con la inmensidad de lo que está oculto y profundo, de
cómo dejar que las almas se encuentren sin más, de cómo la mezcla de lo
delicado con lo robusto resulta la más soberbia imperfección.
nos lleva a entender cómo ven los ojos del amor cuando son capaces de atravesar
la superficie y quedarse con la inmensidad de lo que está oculto y profundo, de
cómo dejar que las almas se encuentren sin más, de cómo la mezcla de lo
delicado con lo robusto resulta la más soberbia imperfección.
Una historia de dos
amantes rodeados de deterioro y decadencia. Ella, una mujer delicada y llena de luz que sufrió el más terrible de los desengaños
por amor. Él, un hombre de aventura, visceral y cálido, dedicado a viajar y enriquecerse de todo aquello que admiraba pero llegó un día
en que decidió volver a su hogar, al lugar donde nació para reencontrarse con la mujer de su vida a la que le dedicó unas palabras: ‘Convencido de que te encontré sin saber que en verdad me
pase la vida buscándote, siento que me has querido sin que supieras que existía
y que todo ese amor me ha llevado a ti, tú me soñaste en tu profundo sueño, tú
me llamaste en tu doloroso silencio, tú me pensaste sin descanso, deseaste mi
presencia, amaste mis manos, guiaste mis pasos y encontré el camino hasta ti,
me gusta verte así, brillante, caminar despacio hacia mi después de devolverte
el destello a esos ojos que nunca volverán a llorar y que siempre cuidaré sin
descanso. Llévame por el mundo, escapémonos juntos, quiero que a
partir de hoy mis ojos y los tuyos siempre vean el mismo horizonte.‘ Y así emprendieron un viaje eterno siendo por siempre
inseparables.
amantes rodeados de deterioro y decadencia. Ella, una mujer delicada y llena de luz que sufrió el más terrible de los desengaños
por amor. Él, un hombre de aventura, visceral y cálido, dedicado a viajar y enriquecerse de todo aquello que admiraba pero llegó un día
en que decidió volver a su hogar, al lugar donde nació para reencontrarse con la mujer de su vida a la que le dedicó unas palabras: ‘Convencido de que te encontré sin saber que en verdad me
pase la vida buscándote, siento que me has querido sin que supieras que existía
y que todo ese amor me ha llevado a ti, tú me soñaste en tu profundo sueño, tú
me llamaste en tu doloroso silencio, tú me pensaste sin descanso, deseaste mi
presencia, amaste mis manos, guiaste mis pasos y encontré el camino hasta ti,
me gusta verte así, brillante, caminar despacio hacia mi después de devolverte
el destello a esos ojos que nunca volverán a llorar y que siempre cuidaré sin
descanso. Llévame por el mundo, escapémonos juntos, quiero que a
partir de hoy mis ojos y los tuyos siempre vean el mismo horizonte.‘ Y así emprendieron un viaje eterno siendo por siempre
inseparables.
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Fotografía: Juanlu Rojano | Organización y dirección creativa: La Narunera | Vestido: Ramón Herrerías cedido por Tul Novias | MUAH: María Bouso | Papelería: Iberlucea Caligráfica | Mobiliario: Antiguallas Lugo | Dulces: Las delicias de Teresa | Platos: Graciela Amor al plato | Joyas: Joyería Ferse | Tocados: Bambary Sombrerería | Floristería: Carmen Floristería | Traje novio: Dorego and Novoa | Zapatos: Jorge Larrañaga | Vídeo: Miguel Iglesias | Modelos: Andrea González y Alejandro Monreal | Localización: A Vida
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