Nuestra boda real de hoy tiene lugar en el Pirineo Aragonés, en pleno Valle de Tena. Un lugar con un paisaje espectacular entre montañas al que Alberto y Teresa trasladaron a toda su familia y amigos para celebrar la boda de sus sueños, una fiesta que hicieron durar varios días y que se convirtió en ‘el mejor fin de semana de sus vidas’
Como vestido, Teresa escogió un diseño a medida de Carrión con cuerpo de blonda y manga corta, con maquillaje y peinado de Eva Pellejero y una corona perenne de Suma Cruz que complementó con un precioso bouquet de estilo silvestre de Mayula Flores y zapatos en color amarillo, su favorito.
Alberto, como manda la tradición, escogió un chaqué de la Trajería, al igual que su futuro suegro, junto al reloj que le habían regalado los padres de la novia para la pedida.
La ceremonia tuvo lugar en la Ermita de Santa Elena de Biescas, dónde se recibió a los invitados con un bodegón de pañuelos y pétalos de arroz decorado con maestría por los fantásticos wedding planners de Bodas de Cuento que fueron también los encargados del resto de la decoración y papelería del enlace.
Durante la ceremonia se vivieron momentos muy emotivos que culminaron con la salida de los novios emocionados y el reparto de cervezas fresquitas para aplacar la sed entre los invitados que habían puesto refrescar en la misma fuente de la ermita.
Tras la ceremonia y a lomos de su new beatle amarillo, los novios junto al resto de invitados, se dirigieron Hotel Tierra de Biescas para dar lugar al banquete al que agradecieron con tarjetas a mano a cada uno de los invitados junto a una foto de la pareja con ellos su asistencia a tan estupendo día, ¡un detalle de diez!.
Igualmente entregaron de recuerdo una navaja de Albacete, como guiño a la tierra del novio y unas bailarinas y pashmina para para las invitadas.
Teresa y Alberto, tras el discurso del padre de la novia, los regalos originales y un vídeo sorpresa muy divertido, abrieron el baile con una canción de Elvis Presley, y por primera vez en todo el día, de pura felicidad asomaron las primeras lágrimas de Teresa que siguió emocionada el baile con su padre con una canción muy especial para los dos.
Después llegó el momento de la jarana a cargo de la DJ Amaya Traya que acompañaron con una recena muy aragonesa de migas con chorizo, morcilla y longaniza para que las fuerzas no decayeran junto con una visita de madrugada del panadero del lugar que sirvió aperitivos recién horneados.
Momentos maravillosos para no olvidar en lugar de ensueño al que nos trasladamos hoy gracias a la magia fotográfica de Retrato de un instante que captó de forma impecable y la fantástica luz de nuestro querido Aragón. ¡Ahora solo queda que la disfrutéis!
Una boda con mucho estilo! 🙂