David y Mireia, boda rural vintage

Nuestra boda de hoy es una boda íntima, la de David y Mireia, preparada a conciencia y cariño en todos los preparativos que tuvo como fuente de inspiración la temática rural vintage que actuó como conductora de muchísimos detalles del evento, desde las invitaciones realizadas con postales antiguas hasta en el dress code de los invitados.

Para celebrar su unión, la pareja dio con un lugar que les fascinó desde el primer momento: la Masía Cal Visó, un espacio de paredes blancas cuidado hasta el mínimo detalle con unas vistas espectaculares y que los novios, con el ánimo de alargar la fiesta lo máximo posible, compartieron con sus amigos y familiares más allegados para celebrar al día siguiente una barbacoa.

Mireia encontró en l’Arca un vestido totalmente adaptado con su personalidad para su gran día, un diseño a medida de líneas sencillas con cuerpo de chantilly y un bonito escote en la espalda junto a un bouquet de Teix Flors, entregado por su tía que actuó de madrina oficial y elaborado con craspedias combinadas con margaritas, un pequeño guiño al ramo que llevó su madre el día de su boda 
Por su parte David, también siguió la línea vintage del enlace con un conjunto en tono azul jaspeado a juego con pajarita y tirantes de Señor.

La ceremonia era uno de los momentos más emotivos para David y Mireia y dedicaron una atención especial en prepararla ya que querían que ese fuera “su momento”. 
Llena de momentos gallina de piel con lecturas centradas en hablar del amor y su futura vida en común, anillos artesanales llegó a su máximo apogeo lagrimil cuando se declararon los votos delante de todos sus invitados que permanecían emocionadísimos sentados sobre balas de pajas, con la masía empedradra como telón de fondo y unas letras gigantes con sus iniciales de Las Letras de Fátima. 
Tras la ceremonia llegó el banquete, una propuesta muy original de la mano de Caravan Made en el que se sirvió un cóctel de aire casero repleto de muffins de tortillitas, nachos con guacamole, quesos con panes ecológicos y mermeladas, para luego degustar un menú algo diferente compuesto por ensalada con higos, rissoto con ceps, mini burguers con mostaza de Dijon, costillas de cerdo con salsa coreana, vasitos de mascarpone con crumble y brownie con sal y tomillo. 
Como regalos de agradecimiento para sus invitados entregaron a las mujeres unas mermeladas caseras de La Pauleña y para los hombres unos aceites aromáticos de Vom Fass.

Con tanta dedicación podéis imaginar que la boda estuvo repleta de detalles DIY muy trabajados sobre todo por la novia y su madre: las servilletas de cuadros marrones para los mayores y en vainilla para los más pequeños, anudadas con detalles de corcho y hojas con el nombre de cada invitado aportaron un aire rural al banquete. 
También confeccionaron los banderines del jardín y del salón, los centros de mesa y el seating plan. Impresionante la delicadeza del bastidor en soporte elaborado por la prima de la novia que estaba confeccionado con el mismo encaje que su vestido rematado con una cinta antigua de la cual colgaban borlachas blancas y señalaba el lado de la novia con un lacito.
Una vez terminó el banquete, los novios abrieron el baile con una romántica canción de Juan Luis Guerra para luego dar paso a los momentos más divertidos de la fiesta, en los que Mireia recordó su época estudiantil en la que frecuentaba honky tonk para bailar country, calzándose unas botas camperas y disfrutando del baile junto a sus amigos y recién estrenado marido.

Un  fantástico fin de semana bajo un sol radiante del que Dulcinea Studios no perdió ni un sólo detalle de cada momento mágico y que hoy compartimos con todos vosotros en el blog.¡Esperamos que os guste!

Besos de confetti*