‘Antonio y yo somos cirujanos, nos conocimos durante nuestra formación en un hospital de Valencia. Él de Albacete. Yo de Valencia. Somos dos personas bien diferentes, nada de una sola. Cada uno con sus manías, pero nos queremos proporcionalmente, o mejor dicho, exponencialmente. Es como: yo sé que tú no eres yo, pero haces que no tenga que dejar de serlo. Y con todo ello, nuestra pasión por el mar y la playa nos llevó cada año a Formentera donde hace un año me preguntó: Te invito a amarnos toda la vida. ¿Aceptas?
Tratando de mantener nuestros orígenes, quisimos que fuera una boda familiar con esencia valenciana y manchega, para que todos se sintieran como en casa.’ Así es como Carla nos empezaba a contar su auténtica boda heartmade.
Para su gran día Carla confió en en Marcela Mansergas. ‘Yo siempre supe que mi diseñadora sería Marcela Mansergas. Quería ese estilo roquero ‘actualizado’, así que creó para mí un vestido de novia con un toque Vivienne Westwood con mangas abullonadas que para mí eran un ‘must’. Como complementos, unas sandalias doradas con tiras plisadas en seda de Casadei, el anillo de pedida de Bulgari y un anillo regalo de sus padres. ‘Para el ramo quería algo desenfadado, con frescura y jovialidad, por eso elegí tanacetum, que además son muy aromáticas y simbolizan ‘inmortalidad’ ‘perenne’, como queremos así sea nuestro amor.’
Antonio por su parte eligió un traje de 3 piezas de Anglomanía con un chaleco en color crema. La corbata era de Dr. Mutton, una marca española con personalidad a la que es fiel desde hace años. Los zapatos son de Loding y los compramos en un viaje a París y se los guardó para la ocasión. El reloj fue el regalo de Carla de pedida, un Hamilton automático. Los gemelos de Loewe dorados de diseño clásico.
La ceremonia religiosa se celebró en la Basílica de San Vicente Ferrer decorada a cargo de El Taller de Clo con olivos flanqueando el pasillo central y el resto centros mediterráneos con olivo, lavanda, eucalipto, limonio y aster. Fue una ceremonia convencional, eligiendo para la velación un antiguo velo de la familia. La música corrió a cargo de la agrupación DaCapo, con un cuarteto de cuerda y una soprano que hicieron las delicias de los invitados. Eligiendo el canon de Pachelbel él, y O mio Babbino caro yo, para la entrada.
Los novios, a lomos de un Citroën DS ‘Tiburón’ de 1960 en color azul celeste, llegaron a la Masía Niñerola rodeada de campos de naranjos. Durante el cóctel contaron con un trío-flamenco pop que animó con rumba a todos los presentes y degustaron un showcooking de ostras francesas no3 Fine Claire al natural o con aderezo de gin tonic, además de los cócteles personalizados, uno por el novio -Mojito apasionado- y otro por la novia -Ginger fresh-.
El salón lucía impresionante con una gama de flores en tonalidades peach y blancas junto con albaricoques y melocotones. Había una mezcla de mesas redondas e imperiales, las últimas con caminos de mesa en tonos piedra y miles de candelabros. El techo estaba cubierto de alhelíes junto con lámparas de araña y los meseros eran azulejos pintados, como la clásica artesanía valenciana. Había marcasitios caligrafiados a mano por Lucía de Deplumayletras, igual que el seating plan y las tarjetas de agradecimiento a los invitados: ‘ La familia, los de siempre, una noche mágica por delante y mucho amor. Gracias siempre’
Las canciones escogidas para los momentos clave fueron: Easy Love de Sigala para la entrada a la cena, In the Summertime de Mungo Jerry para la entrega del ramo y You are the reason de Callum Scott y Leona Lewis para el primer baile. Luego, dieron rienda suelta al fiestón en el que no faltó una performance de bailarinas y recena con horchata con miguelitos de Albacete.
Un magnífico día organizado por Loveatope y con las maravillosas fotografías del equipo de Días de Vino y Rosas, autores también de la súper boda de Lara y Javi o la gran fiesta de Los Julis.