Adriana y Jordi, boda en La Farinera

Un lugar especial, una pareja especial y un vestido especial así son los ingredientes que conforman nuestra auténtica boda heartmade de hoy, un final feliz con pedida de mano en la paradisíaca playa de Mae Nam en Koh Samui que se convierte en toda una lección de belleza y elegancia para que sigamos soñando con bodas bonitas a las que no les falta corazón.Adriana se atrevió con dos diseños para su gran día, el primero de ellos fue un sensual vestido de Cortana, muy parecido al diseño que escogió Belén, con una impresionante espalda que enmarcaba a la perfección la preciosa trenza de aire messy que el equipo de Salón Toro diseñó para ella, simplemente de diez.
Como complementos, una finísima tiara de finales del S.XIX de Berlín que compró en Heritage, una tienda de antigüedades de Barcelona, unos bonitos pendientes vintage de su madre y un anillo de Bulgari. A sus pies, unos peeptoes altísimos en color blanco.
El segundo vestido de novia fue un diseño de Otaduy de aire lencero y tremendamente sexy en el que se contrastaba la vaporosidad con una maxi corona floral en todos rosados, eso sí, para bailar con estilo nada como calzarse unos Jimmy Choo y soltarse la melena.

El coqueto monasterio de Santra Maria de Vilabertran fue el lugar elegido para celebrar la ceremonia en el que los elementos vegetales con mucho follaje consiguieron crear un ambiente natural en la justa medida.
Tras el enlace novios e invitados se trasladaron a la Farinera de Sant Lluís, un espacio elegido también por Samer e Irene en el que la naturaleza y la arquitectura modernista son sus máximos valedores.
Una decoración atemporal, elegante y muy natural con una paleta de colores verde y blanco fue el estilo decorativo que decidieron Adriana y Jordi y que el equipo de la Puta Suegra se encargó de plasmar a la perfección.
Un cóctel a la orilla del lago con bossanova de fondo, una cena formal con unas mesas de impresión, el blanco apagado de las velas, telas de lino y mucho verde crearon un ambiente mágico que maravilló a todos los asistentes. ¿Un toque especial? Los menús pintados a mano por la propia novia.

Tras un banquete de lo más animado en el que no faltaron los regalos para los asistentes en forma de llavero y una tarjeta de agradecimiento, la entrega de las figuras y del ramo, incluyendo un viaje de fin de semana para los padres de los novios, llegó el momento de darlo todo y festejar, como buena fiesta del amor, que habían decidido emprender un camino juntos de la mano.
Una magnífica boda con unos fotones de impresión de nuestra queridísima Sara Lobla, quién ya ha aparecido en el blog con la gran historia de amor de Marta y Mauri o las editoriales Otoño en poesía y Amor a fuego lento que realizamos conjuntamente, puso un cachito de su corazón en cada instantánea y que hoy te mostramos en primicia. ¡Deléitate con ellas!