Inês lucía radiante con un look surgido a través de las sinergias entre la estilista Joana Montez y la artista plástica Helena Lapas. Esta última fue la artífice de los dibujos bordados a mano que se plasman como resultado de sus experiencias creativas como artista experimentados sobre el cuerpo a cada paso en un vestido que consta de un cuerpo de encaje transparente y una bajo falda de la que Inês se despojó en el baile transformándose en un vestido corto para la fiesta.
Acompañando al look, unos clásicos Aquazzura negros y dos tocados de la genial Cata Vassalo, el primero inspirado en las formas orgánicas de las algas marinas y un segundo de plumas más divertido para la fiesta (Y por supuesto que no hemos podido evitar recordar el tocado de plumas de Ele en su boda mallorquina que tanto os gustó)
En la mano, un anillo en forma de pavo real como guiño a las características aves del Jardín Botánico a conjunto con el verde esmeralda de su anillo de prometida.
Después del enlace novios e invitados se trasladaron a pie al bucólico Jardín Botánico da Ajuda para celebrar una cena a orillas del río Tajo en mesas redondas al aire libre entorno a un grandioso árbol iluminado y una decoración en la que se combinaban blancos y azules realizada por Magdala Flores.
Una boda llena de emotividad en la que los novios, unos apasionados del arte, hicieron participes a sus invitados de su hobby sorteando unas serigrafías de edición limitada y numerada confeccionadas a través de unas macro-fotografías de la piel de las manos de los novios por el artista brasileño André Malheiros Santiago, amigo personal de la pareja.
Como habéis podido comprobar, arte y diseño a raudales en una boda cuya máxima fue la sencillez en los detalles que hoy disfrutamos, como siempre en primicia, gracias a las fotografías de Nuno Palha.
El espectacular vestido de la que supongo es la hermana de la novia, de dónde es??? Me acabo de enamorar!!!❤️