Para dejar atrás el frío invernal hoy os traemos una boda muy cálida, la de Eduardo y Helen, un enlace en la Sierra de Cameros en el que la novia desde pequeña siempre soñó que daría allí su sí quiero y al final después de los años, se convirtió en realidad.
La ceremonia tuvo lugar en la ermita de Nuestra Señora de Tómalos, un lugar muy coqueto que estuvo acompañado por el grupo En clave de sol compuesto por oboe, violín y cello y que hizo mucho más emotivo el Sí, quiero.
Eduardo lucía muy elegante con chaqué a medida de Suitz en color azul, corbata verde con topos blancos de Purificación García y reloj de Hamilton regalo de Helen y su madre junto a unos gemelos de oro que pertenecieron al padre de la novia.
Pero sin duda alguna el vestido de la novia de Laure de Sagazan adquirido en Flor de Asoka nos ha dejado enamoradas. Un diseño de líneas sencillas con un precioso escote en la espalda ideal para aquellas novias que como Helen quieran brillar en las bodas al aire libre.
Para acompañar al vestido escogió una media corona de hortensias de Cucullia en tonos rosas, morados y blancos, peeptoes rosa palo en ante y piel de serpiente de Resán y pendientes de Durán de cuarzo rosa y oro, regalo de sus suegros. Genial la elección del ramo en brezo de la floristería Silvosa para potenciar el toque silvestre del look.
Para acompañar al vestido escogió una media corona de hortensias de Cucullia en tonos rosas, morados y blancos, peeptoes rosa palo en ante y piel de serpiente de Resán y pendientes de Durán de cuarzo rosa y oro, regalo de sus suegros. Genial la elección del ramo en brezo de la floristería Silvosa para potenciar el toque silvestre del look.
Tras la ceremonia, los novios se dirigieron hacia La Venta de Piqueras para poder celebrar su día tal y como ellos querían, huyendo del típico salón de bodas con una divertida fiesta en el campo con mesas corridas, puestos de comida tradicional servidos por el catering Echaurren y libertad de asiento al que le pusieron la guinda con un puesto de quesos del Quesomentero que volvió locos a los invitados.
Un precioso día en plena naturaleza en el que contaron con la organización de la empresa logroñesa Eventus que decoraron con mucho gusto el espacio con centros de rodajas de madera, manteles de cuadros, guirnaldas de luces blancas, y muchas flores de paniculata blanca, brezo y ramas de olivo en homenaje al padre de la novia que era de Jaén, lugar del que trajeron también las botellitas de aceite de regalo para los invitados.
Una experiencia mágica preparada por los novios con mucho amor e intensidad que quedará como irrepetible para el recuerdo gracias a las fotografías de People Producciones que no dejaron ningún detalle al azar con una luz y una composición que transmiten el amor más allá de la pantalla. ¿Lo notáis?
¿Qué os ha parecido esta
fiesta en el campo riojano?
fiesta en el campo riojano?
Besos de confetti*
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Me encantan las sesiones de fotos de boda en plena naturaleza, aunque las de ciudad también tienen su rollo, como la naturaleza no hay nada. Ideal la boda en su estulo rustico vintage muy cuidado. Enhorabuena