Una boda ya de por sí es un evento de excepción pero si el lugar donde se celebra es el bonito pueblo segoviano de la madre de la novia que únicamente cuenta con una docena de viviendas y además le añadimos el hecho de que en tal lugar no se celebraba un feliz acontecimiento desde hace casi treinta años entonces y sólo entonces, la boda se convierte en LA BODA, un eventazo para recordar durante muchos años.
El marco donde Javier y Eishe dieron el Sí, quiero no podía ser más encantador, relajado y elegante que la iglesia del siglo XIII de Barahona de Fresno (Segovia). Madera y piedra actuaron como testigos de excepción a tal magnífico día, un claro ejemplo del ‘menos es más’ que tanto nos gusta.
La novia lucía radiante con un vestido de pronunciado escote en la espalda elaborado por su madre con una ideal pasamanería de finas borlas que remataba el diseño.
Como complementos, unos zapatos Jimmy Choo y una preciosa corona de flores de Sally Hambleton, a conjunto con el ramo de rosas de pitiminí, que quedaba genial con la trenza ladeada.
Tras la ceremonia, la pareja junto a sus invitados (a cual más estiloso) se dirigieron a la finca de los Claustros de Ayllón, un lugar con tintes medievales levantado sobre las ruinas del antiguo Convento de San Francisco con multitud de cipreses como telón de fondo. Habría que destacar los fantásticos centros de mesa hechos con pequeños frascos de esencia que a su vez servían como números de mesa, nos encanta la idea 🙂
Y para inmortalizar todo lo vivido contaron como testigo de excepción de ese día especial con Megan Spelman de Bikini Birdie que supo captar con sus instantáneas el encanto rural con un toque chic que desprende esta boda y que esperamos que la disfrutéis al máximo.
Sin duda alguna las coronas de flores son todo un acierto. Cada vez me gustan más!
¡Qu locura de bonito! Me requeteenamora todo!La fotografía, el vestido, la corona… De 10! Si señor!
Que bonito el post!
Me encanta Megan Spelman y esta boda es preciosa!