La boda de Míriam y Guillermo en Barcelona

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‘Guille y yo nos conocimos en septiembre de 2010, cuando cursamos primero de Derecho juntos. Nos prometimos el 15 de mayo de 2019. Un miércoles. No me lo esperaba para nada. Nunca habíamos hablado del matrimonio como algo cercano. Fuimos al parque a pasear a Deco, nuestro perro, que compartíamos pese a no vivir juntos.’

Para nuestra invitación de boda escogimos a las chicas de La Bahía Creativa. Yo tenía muy claro que quería que en la solapa del sobre de la invitación apareciera la escena del 15 de mayo. Así, les pedimos que dibujaran el Parque Santa Amelia con Deco para recordar siempre el día que nos llevó a toda esta aventura’, así nos contaba Míriam todos los detalles de su auténtica boda heartmade en tiempos de coronavirus. Una celebración que a pesar de todos los contratiempos la pudieron disfrutar al máximo.

Su primera fecha de boda era el 4 de julio de 2020. Debido a la pandemia del covid, estuvieron durante todo el confinamiento con la esperanza de poderse casar en esa fecha sin problemas. Sin embargo, a pocos días de la boda tuvieron que posponerla y encontrar un nuevo hueco entre todos los proveedores. Finalmente, el 29 de agosto fue el elegido. ‘Nunca hubiésemos pensado que nos casaríamos en agosto ya que entendemos que es un mes de vacaciones pero siendo realistas, este año sabíamos que la gente no podría irse muy lejos de vacaciones. Sin embargo, a medida que agosto avanzaba, la situación empeoraba. Así, bajamos del avión de nuestras vacaciones en Menorca, a 10 días de la boda: sin wedding planner, sin iglesia y sin finca.’

Por suerte, pudieron solventar algunos problemas y por cuestiones de aforo en la iglesia, tuvieron que invitar a algunos invitados directamente a la finca. Pero ‘la noche anterior a nuestra boda se publicó en el Diario Oficial de Catalunya la prohibición de reunirse con más de 6 personas. Me acosté sin saber si al día siguiente podría casarme o no. Finalmente, logramos hacer la boda con ‘normalidad’: mascarillas, geles y distancias de seguridad hasta la 1h de la madrugada, por las restricciones horarias’

En cuanto al vestido de novia, Míriam nos cueta: ‘Mi vestido fue una casualidad, pero ¡qué casualidad! Yo tenía muy claro que quería un vestido con encaje, manga larga y espalda al aire. En un inicio pensé en hacerme un vestido a medida en un atelier pero la verdad es que soy una persona muy indecisa y me imaginé dudando hasta al final. Un sábado cualquiera, cuando creía que ya tenía muy claro dónde me iba a hacer el vestido, una amiga me recomendó que visitara The Muse Collective, una nueva concept store de novias en Barcelona. Cuando llegué me enseñaron dos vestidos de la diseñadora Donatelle Godart. Uno de ellos era mi vestido. Tenía todo lo que quería. Un encaje increíble y súper fuera de lo común. Discreto por delante pero atrevido por detrás. Manga larga pero fluida. Una espalda maravillosa. Y posteriormente diseñamos una capa transparente que lo hacía aún más especial’

Confió en Dulce Wedding para peluquería y maquillaje. Y en cuanto a las joyas, su abuela le regaló los pendientes y la pulsera de la boda, ambos de Rabat. También llevaba el anillo de compromiso y un anillo que le regaló su futura cuñada para la pedida de mano hecho con diamantes de la madre de Guilermo, fallecida hace unos años, para que siempre la tuviera presente. Finalmente, el mismo día de la boda su madre le prestó u anillo de aro con piedras azules que siempre lleva. ‘La verdad es que durante todo el proceso de la boda nos sentimos un poco “desafortunados” así que ese día sí que fui un poco supersticiosa’.

Guille por su parte alquiló su chaqué en La Trajería, zapatos Lotusse y reloj Hublot que le regaló la familia de la novia en su pedida de mano.

‘Queríamos una iglesia sencilla, que no necesitara mucha decoración, que brillase por sí misma. La iglesia de Santa Anna tenía todo lo que buscábamos. Además, para nosotros esa iglesia tenía en parte un significado muy sentimental ya que la madre de Guille, que falleció, se llamaba Ana María y la mía también. Era una forma indirecta, aunque ellas quizás no lo sepan, de agradecerles todo lo que nos han dado.

No queríamos mucha decoración en la iglesia porque lo importante de la iglesia es el acto que se celebra en ella. Así que simplemente creamos, junto a Elisa de Flors Bertran, un rincón para abanicos y aguas en el exterior de la iglesia. También decoramos el altar con kentias.

En cuanto a las canciones, el novio junto a su hermana, embarazada de 7 meses, entraron con la canción Nuvole Bianche de Ludovico Einaudi  y la novia, del brazo de su padre, lo hizo con River flows in you de Yiruma. ‘Empezó a sonar mi canción y empecé a llorar. Recorrí todo el pasillo llorando, de felicidad, de alivio, con una sensación inexplicable, con la sensación de: “lo conseguimos”. A partir de ese momento, nada importaba. Durante el intercambio de alianzas sonó Yann Tiersen – Comptine d’un autre été, una de mis canciones preferidas.’

‘Escogimos el Castell del Ben Viure, una casa de estilo indiano a tan solo 15 minutos en coche de Barcelona, porque es literalmente: un lienzo blanco. No hay decoración, no hay mobiliario, no hay ni electricidad. Yo trabajo como compradora de muebles, en una empresa de importación de muebles, por lo que para mí era muy importante darle mi toque a la boda.

Como somos muy organizados, en enero ya teníamos toda la boda organizada y toda la decoración escogida. Sin embargo, como os imaginaréis, todo cambió. Finalmente, el aperitivo fue delante de la casa, combinando el jardín y una parte bajo una carpa ya que había pronóstico de tormenta. La cena la hicimos en un lateral de la casa, bajo una carpa. Fue una lástima, porque lo más bonito de la finca era su fachada y la cena bajo las luces de verbena.’

Durante el aperitivo los invitados podían hacerse fotografías en el fotomatón de Kombi With Love, una furgoneta de VW antigua y degustaron las delicias del catering Le Chef. ‘Para entrar en el banquete escogieron la canción de “Voglio Vederti Danzare” porque queríamos que fuera una entrada animada de saltar y bailar al máximo, todos nuestros invitados se morían de ganas y habían estado sufriendo la tensión de la boda con nosotros. Además, como nuestra temática era el fútbol para cada mesa escogimos una persona con carisma que iba a ser “el árbitro de la mesa”. Pusimos una botella de licor de melocotón con varios silbatos y un pack de mini chupitos de jagger. La fiesta iba a ser breve por las nuevas restricciones horarias así que queríamos que todos los invitados, el 90% joven, estuvieran animados cada uno en sus mesas desde el primer minuto.’

Como detalle para los invitados les regalaron una vela con el símbolo de Barcelona. A los testigos y padrinos, les regalaron un pack de dos calcetines personalizados de Four Cottons. Y para las testigos, una bolsa con varios detalles de Anthropologie, la tienda preferida de la novia. Además, entregaron al padre de la novia que es médico y a una amiga que es enfermera unas láminas personalizadas diseñadas por MdeBenito  ‘Este año, más que nunca, teníamos que agradecerles todo el trabajo que hacen por nosotros’.

Tras la entrada, la novia cambió sus zapatos y se puso una Converse personalizadas que llevaban en la parte trasera la fecha de la boda y en un lateral la frase “Give it a second chance”. ‘Para mí era un guiño al hecho de que esa era nuestra segunda fecha’. Y le preparó una sorpresa para Guille contratando el grupo Drums On Live para animar un poquito ese día que nunca olvidarán con las preciosas fotos inmortalizadas por el equipo de Alejandra Ortiz que hoy puedes disfrutar en primicia en el blog.

 

 

 

 

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