Tras la emotiva ceremonia, novios e invitados se trasladaron a la finca de Los Ventanales, un balcón al Atlántico con unas vistas increíbles en el que brillaban de forma excepcional la decoración de D-tallos y la música en directo de un grupo cubano.
Una boda espontánea sin protocolos pero con mucho corazón, en la que las risas y la diversión no pudieron estar mejor amenizadas durante el baile que por la alegre Charanga de Verano, toda una declaración de intenciones para celebrar una verdadera fiesta del amor.
Estilo y elegancia plasmados en las fotografías de Ivo Sousa y que hoy te traemos en primicia, como siempre, en el blog. ¡Disfrútalas como se merecen!