No os podéis imaginar la cantidad de bodas “made in Spain” preciosísimas que se están celebrando últimamente llenas de detalles especiales, vestidos magníficos y una fotografía muy cuidada. La boda de Gustavo y Emma es un claro ejemplo de ello.
Los novios lucían muy elegantes, Emma con un vestido de corte romántico de Jenny Packham y unos zapatos, regalo del novio, de Manolo Blahnik junto con un delicado velo que ha asistido generación a generación a las bodas de su familia. No podemos dejar de comentar los impresionantes pendientes de esmeraldas que llevaba la novia regalo de su suegro, el magnífico joyero valenciano Armando Martínez.
Gustavo, el novio, estaba impecable con un traje confeccionado por Julió Mompó en la histórica calle londinense de Saville Row junto con zapatos de Berwick y corbata azul intenso de Drakes London, un auténtico gentleman 😉
La ceremonia, oficiada en inglés y sueco por un amigo de los novios, tuvo lugar en el conjunto monumental de estilo medieval de la Iglesia de San Juan del Hospital. Allí fue dónde se vivió uno de los momentos más emotivos del día cuando al finalizar la ceremonia una amiga de la pareja les brindó una canción al recién estrenado matrimonio.
Tras abandonar el lugar en un magnífico Rolls Royce, los novios llegaron al lugar del banquete, que se celebró en uno de los lugares más espectaculares de Valencia: el parque natural de la Albufera con un claro sabor mediterráneo.
En la arrocería Duna los invitados pudieron degustar un menú de lo más internacional ideado por los novios en el que se recodaba sus platos preferidos de los viajes realizados por Suecia, Japón y España. Además, la propia novia se encargó del diseño de la gráfica de la boda que comprendía desde las minutas hasta las tarjetas de agradecimiento e incluso ¡las propias invitaciones de la boda!
El tinte internacional también tuvo presencia en otros detalles de la celebración ya que se contó con dos maestros de ceremonias y dos damas de honor. Además, durante el banquete no faltaron los clásicos discursos y los brindis entre platos que hicieron que todo el mundo participara de una forma mucho más activa en la boda.
Otro detalle curioso fue el seating de las mesas, ya que los invitados fueron distribuidos, no por el orden de parentesco o amistad como ocurre en España sino por las afinidades entre los comensales de tradición sueca, por lo que en algunos casos los miembros de las mesas no se conocían entre sí, muy divertido ¿verdad?
Pero para solventar cualquier apuro, Emma preparó una especie de “quién es quién” para romper el hielo inicial entre los invitados, una idea GENIAL. 🙂
Pero para solventar cualquier apuro, Emma preparó una especie de “quién es quién” para romper el hielo inicial entre los invitados, una idea GENIAL. 🙂
Tras el banquete, los novios abrieron el baile rodeados por sus invitados, momento en el que la novia aprovechó para dejar su peinado mucho más suelto y añadir al conjunto una preciosa corona de rosas y espigas, un magnífico colofón a esta romántica boda de aires suecos de cuyas fotografías podemos disfrutar gracias a Paula G. Furió.
¿Qué os ha parecido
los toques internacionales
de esta boda?
Esos pendientes son tan espectaculares!!! Me encanta cómo quedan las esmeraldas en looks de novia. Una boda preciosa, y el entorno, inmejorable.
Preciosa la corona! Por cierto yo vi una boda una vez en este parque natural donde la novia llegó en barca. Me pareció super original.
Preciosas las fotos, y espectaculares los pendientes