Hay bodas que emocionan desde el primer vistazo, pero también desde las palabras. La historia de Marta y Juan es de esas que te abrazan el corazón y te hacen creer aún más en las señales del destino. “Juan y yo nos conocimos trabajando en Inditex, en La Coruña. Desde el primer momento tuvimos una conexión muy grande y desde entonces no volvimos a separarnos”, nos cuenta Marta. El destino, cómplice de su historia, les tenía guardada una sorpresa aún más especial: “La vida nos sorprendió con la llegada de nuestro hijo, Ignacio, a quien no esperábamos en ese momento, pero sin duda, fue el mayor milagro que nos ha hecho la vida”. Y así, como no podía ser de otra manera, el día de su boda fue una celebración a tres. Marta lo recuerda con una emoción que traspasa: “Salir los tres juntos de la mano de la Iglesia te diría que fue uno de los momentos más especiales y bonitos que nos llevamos de ese día”.
Cuando una novia tiene claro lo que quiere, la magia sucede. Marta soñaba con un vestido de novia con texturas, un aire vintage y romántico, y no pudo encontrar mejor aliado que Romancera, el atelier madrileño que convierte cada diseño en una extensión del alma. “Romancera tiene la virtud de trasladar la personalidad de cada novia en un vestido y sus tejidos son una auténtica maravilla”, nos cuenta. El diseño partió de un hallazgo muy especial: un bolero de crochet irlandés de 1910, una pieza de anticuario que fue cuidadosamente adaptada para convertirse en un fajín de talle bajo y en detalle del velo, con dos flores a los lados que aportaban historia y carácter al look. El resultado: puro romanticismo texturizado, con un aire de nostalgia atemporal que encajaba a la perfección con la sensibilidad de Marta.
La ceremonia tuvo lugar en el Monasterio de San Juan de Poio, un entorno cargado de historia, al que quisieron imprimirle su propio sello. “La temática que quisimos para la iglesia fue evocar un bosque encantado. Con mucha naturaleza verde y un pasillo lleno de velas hasta el altar”, recuerda la novia. Un escenario casi místico, cálido, íntimo y lleno de simbolismo, donde cada hoja y cada vela hablaban de su amor.
Tras la ceremonia, los invitados se trasladaron al Pazo de Santa Cruz de Bueu, un enclave mágico que lo tenía todo: naturaleza, mar y rincones con alma. “El pazo reunía ambas características y sentimos que nos representaba mucho. La idea de celebrar el cóctel con la ría de Bueu de fondo y cenar dentro de un invernadero nos encantó”, nos cuenta Marta. La puesta en escena fue una auténtica delicia: cientos de velas, luz indirecta, flores románticas, y una atmósfera de cuento. Para la cena, se apostó por un estilo vintage romántico con un punto decadente: candelabros, bandejas de plata, cerámica antigua y composiciones florales que recordaban al ramo de la novia.
Uno de los momentos más emotivos de la celebración fue el baile de Marta con su padre. Eligieron una canción de Bruce Springsteen, “When you need me”, una elección muy especial para ella. “Él no sabe inglés y me la cantó al oído. Eso me emocionó mucho”, nos confiesa Marta. Un instante íntimo, sencillo y profundamente tierno, que se convirtió sin duda en uno de los recuerdos más imborrables del día.
Cada instante de esta boda en Galicia quedó inmortalizado con una sensibilidad única gracias al talento de Nous Nous, cuyas imágenes consiguen capturar no solo lo que se ve, sino lo que se siente.
