Cuando el amor llama a la puerta es mejor no resistirse y rendirse ante él. Y eso mismo pensaron Cristina y Eneko, una barcelonesa y un zaragozano, que desde el día que se conocieron hasta la propuesta de matrimonio dejaron transcurrir tan sólo 10 meses, tiempo más que suficiente para descubrir que estaban hechos el uno para el otro.
Ocho meses más tarde de la pedida llegó el gran día en la
Masia Torreblanca y entre viñedos del Penedès Cristinta y Eneko se dieron el
Sí, quiero bajo el paisaje
campestre y natural tal y como habían soñado.
Cristina llevó un vestido de
mangas mariposa y escote cruzado diseñado por ella misma y confeccionado por una modista de la ciudad de Oviedo, zapatos de Lodi y trenza de espiga coronada con
paniculata realizada por
Carme Gamell junto a un ramo en tonos rosados y melocotón de
Carlota Segalà
El novio, también muy elegante por su parte, llevó
esmoquin de
Hugo Boss y zapatos de El Ganso junto a dos pajaritas, una negra más formal para la ceremonia y cena y otra con un toque más desenfadado con un estampado escocés con los tirantes a conjunto, todo de
Ramalama.
La novia, de profesión interiorista y amante del handmade preparó multitud de detalles para el gran día junto con la colaboración de
Cal Blay, encargado del catering del banquete. Abanicos de rafia para combatir el calor en una ceremonia muy emotiva, un puesto de limonada y mucha paniculata, la flor principal de toda la boda, junto unos globos que soltaron los invitados en el momento del
Sí, quiero.
Los meseros también tenían el toque handmade y estaban personalizados para cada invitado, al igual que los huevos vacíos con mensaje colocados en el centro de la mesa en una huevera con las iniciales de los novios.
Las chicas de la boda también fueron afortunadas y Cristina les cosió a mano un
corazón de tela para cada una de ellas. Eso sí, las solteras tuvieron que ganárselo un poco más en uno de los momentos más divertidos del día dónde la novia las reunió para
lanzar el ramo desde el balcón
En una de las paredes del comedor pintada con pizarra los novios crearon un rinconcito con muchos detalles sobre ellos en el que no faltaba libro de firmas. Igualmente, quisieron contar un poco más sobre los invitados crearon un mural con todos los nombres de las ciudades de donde provenían los invitados.
Sin duda, un día tremendamente especial y lleno de momentos inolvidables que los fotógrafos y contadores de historias Manel Tamayo y Neus Cirera retrataron con su buen ojo y hoy os los traemos en exclusiva en AtodoConfetti ¡cómo nos gustan las bodas que derrochan estilo!
¿Qué os ha parecido la boda
entre viñedos de Cristina y Eneko?
Besos de confetti*
Fantástica historia, genial post chicas..!! Muchas gracias…!